martes, 31 de mayo de 2011

Tronos

No soy un aficionado al cine español. Actualmente, porque antes sí que iba a ver todo lo que sacaba Medem -hasta que llegaron sus producciones eróticofestivas-, las comedias de Fernando Colomo -divertidísimas-, o las primeras películas de Alex de la Iglesia -hasta el día en el que empezó a perpetrar '800 balas'-, por poner algunos ejemplo. Hay muchos más.
Hoy en día sólo sigo a Amenábar y no sólo por el talento creativo que desborda, sino porque se lo ha currado intentando llevar a nuestro cine al siguiente nivel de calidad. Y no, no creo que Almodóvar haya llevado nuestro cine a ningún nivel. Sólo ha conseguido que él, Penélope, y su visión de España sean más conocidos fuera de nuestro país. Del resto, películas dispersas que rompen con la rutina como 'Celda 211'.
Respecto a las series no puedo decir tanto. De pequeño no me perdía ningún capítulo de 'Curro Jiménez', pero prácticamente desde entonces no he visto nada más. Hoy en día, salvo excepciones, ni me molesto. Tengo mi ración semanal de risas con los comentarios divertidísimos de mi compañero de trabajo tras sufrir involuntariamente 'El Barco' lunes tras lunes. Aunque sería injusto si no valorara el esfuerzo que C+ está realizando por elevar la calidad con series como 'Crematorio' o '¿Qué fue de Jorge Sanz?' -esta última me encantó-, aunque no terminen de engancharme.

Pues bien, gracias precisamente a estos años viendo cine español podría decir que tengo cierta visión crítica de lo que se proyecta actualmente, o de las series que emiten por nuestras cadenas del 1 al 6, bueno, al 66 que ahora se han multiplicado como moscas. Sin embargo, el que yo no comulgue con algo no implica que hable mal de ello por el respeto que tengo hacía los que sí lo hacen, y menos públicamente. Y digo esto porque recientemente he leído un escueto artículo -titulado Tronos- de un conocido director/guionista de cine español y series de televisión acerca de una obra que se está vendiendo a bombo y platillo como el bombazo del año: 'Juego de Tronos'.

El artículo consta de tres párrafos. En el primero leo inicialmente una crítica velada del Peplum -cine de Romanos de toda la vida-, sin entender exactamente qué tiene que ver una cosa con la otra, y finaliza dando peso a una crítica de una revista estadounidense donde define la serie como "mierda cuasi medieval" -aunque no deja del todo muy claro que quería decir exactamente el autor de la crítica con ese comentario. Se indica también de pasada la existencia de multitud de críticas demoledoras.
En el segundo, trata como de no involucrarse banalizando acerca de una supuesta pelea entre admiradores y detractores del género, para finalizar con una frase en la que sitúa en el mismo párrafo -o supuestamente al mismo nivel- los libros de 'Harry Potter', 'El Señor de los Anillos', y por supuesto aunque no lo indique expresamente, 'Juego de Tronos'. Y con todo mi respeto por los admiradores del joven mago -yo también soy lector de sus novelas-, pero ciertamente no pueden meterse en el mismo saco las tres obras mencionadas.
Para finalizar, realiza esta vez sí una crítica al tratamiento del sexo en la serie con referencias a Playboy -dice incluso la palabra pene, ups-, y al exceso de sangre y muerte volviendo a definirla como "serie de época". Sinceramente, salen menos tetas de las que podemos encontrar en cualquier película española actual. Pensaba que ya estábamos todos acostumbrados. [Edito a 2/6: Ya tenemos la primera minga a la vista en el episodio 7!]

'Juego de Tronos' no es una "serie de época". Ni si quiera podría catalogarse incluso como Literatura Fantástica. 'Juego de Tronos' -y por extensión 'Canción de Hielo y Fuego'- es ante todo una obra épica de intrigas, traiciones, violencia y guerra en un contexto medieval que transcurre en un país inexistente, y donde la poca fantasía que encontramos se introduce con cuentagotas. Una serie de novelas que enganchan tanto a aficionados al supuesto género como a no aficionados, y cuya recreación televisiva, independientemente de que está sea más o menos fiel a la novela, o si va más o menos rápido contando la historia -hay que meterlo todo en sólo 10 capítulos-, rezuma calidad y buen hacer por todos los lados. Muy lejos de lo que nos ofrecen las actuales producciones nacionales en nuestra querida tele.

Evidentemente, no soy el más indicado para escribir un artículo como el de que les hablo por mi claro partidismo, aunque sí que he leído mucho de todos los géneros de los que bebe esta obra. Por esa misma razón, no entiendo cómo se puede realizar una crítica de algo que, para empezar, no gusta. Y ese sentimiento rezuma por todo el artículo. Posiblemente sean todos los géneros relacionados con la Literatura Fantástica los que no gustan al autor. Es más, diría -es una intuición- que conoce poco o nada de dicho género, e incluyo por supuesto a los cuatro libros de la serie. Por eso mismo pido al autor que no vuelva a meterse en esos berenjenales. Y si va a realizar una crítica de algo que no le gusta sea al menos imparcial, o en este caso, céntrese exclusivamente en analizar el producto televisivo en sí, sin sacar del armario el Peplum, 'El Señor de los Anillos', 'Harry Potter',  Playboy, o las "tontas" peleas entre admiradores y detractores de uno u otro género.

Por favor, nadie le ha llamado por aquí, y nadie le espera. Váyase a casa y disfrute de los excepcionales créditos de entrada de la serie. Por cierto antes de irse, ¿ya le he comentado que me encantó  '¿Qué fue de Jorge Sanz?'?


miércoles, 25 de mayo de 2011

Acerca de los Elfos

Desde que era pequeño, siempre he considerado a los seres mitológicos, imaginarios, o improbables con cierto respeto y admiración. Tenía una enciclopedia infantil en varios volúmenes, de ésas que eran tan habituales antes y ahora tan poco por culpa de internet y la ESO, que trataba sobre diversas disciplinas como Historia, Ciencia, Sociales, o Deportes. La carencia precisamente de la red de redes, sumado a que sólo teníamos a nuestra disposición una cadena de televisión -algunos afortunados dos gracias a la UHF- donde sólo echaban seriales, toros, pelis de dos rombos, el partido de los domingos y el parte de las 2 -como lo llamaba mi abuelo-, dejaba precisamente la lectura de libros como el único medio para que un chico de la EGB de los 70 como yo obtuviese información.

Uno de los tomos de la enciclopedia hablaba de cuentos e historias conocidas de todos las épocas. Entre sus páginas se mostraban dibujos y descripciones de seres mitológicos como Pegaso, la Efigie, o el impresionante Kraken. También podíamos encontrar seres fantásticos menos interesantes como gnomos, trolls y elfos. Precisamente los elfos, eran representados como pequeños seres vestidos de color verde, con orejas picudas, larga nariz, y sombrero puntiagudo. Digna descripción de seres bondadosos cuyo único interés era hacer el bien, y ayudar a Papá Noel a envolver sus regalos. Años después llegué a la conclusión de que los elfos eran más interesantes de lo que inicialmente pensaba.

Tras esta hermosa introducción, llega el momento de repartir frikismo a diestro y siniestro como el que reparte culines de sidra en la feria de Porrua. El universo tolkiano me descubrió una nueva visión acerca de los Elfos muy diferente a esos seres de preescolar mostrados en la enciclopedia, o a ese grupo de culto, contemplativo y místico, digno de una party de profesores de instituto de los años 80, con cinta en el pelo y trajes vaporosos a lo Spandau Ballet que nos muestran las películas de Peter Jackson.
Los elfos son ambiciosos, rencorosos, violentos, racistas y egoístas. Pero ante todo son, muy humanos.

Juramento  de Fëanor
Fëanor, el Elfo más conocido y poderoso del Universo tolkien, montó una gran movida que condicionó la Historia de la Tierra Media en los 7000 años que transcurrieron durante las Tres Edades del Sol. Todo empezó porque el malo-malote de la época, Morgoth -cuyo lugarteniente era un tal Sauron- se cargó a su padre, Finwë, y le robó tres joyitas de nada llamadas Silmarils que había creado en un momento de inspiración. El hombre -perdón, el elfo- se enfadó con razón, hasta aquí lo podemos entender, y proclamó un juramento al que se unieron sus 7 hijos. Pero dicho juramento no fue para vengar la muerte del padre, no. Fue para recuperar los Silmarils de marras, cual partido político en la oposición haría con el  gobierno. Cueste lo que cueste.

Pues bien, este juramento provocó la ira de los Dioses, y los trágicos sucesos que involucraron en los siguientes 600 años a Elfos, Enanos y Hombres: tres matanzas entre elfos de diferentes razas y/o familias; migraciones masivas desde las tierras disco-guapas de Valinor hacia la Tierra Media (donde tenía su residencia habitual Morgoth) a través de campos de hielo mortales. Eso sí, Fëanor viajó cómodamente en barco; una guerra donde los elfos y los primeros hombres, los Edain, lucharon contra ejércitos de Orcos, Balrogs, Dragones, Trolls y otros bichos, en cinco batallas que dejan las de La Guerra del Anillo al mismo nivel que las peleas de borrachos de bar; el hundimiento bajo el mar de un gran pedazo de Tierra Media llamado Beleriand (donde ocurren todas estas movidas)... Y lo peor de todo es que, nada más llegar y bajarse del barco, se marchó  en busca de Morgoth sin pasar por la casilla de salida, dejándole el marrón que había montado a hijos, hermanos y cuñados tras caer en combate frente a un grupo de Balrog.

Tras la destrucción de Morgoth por las fuerzas combinadas de la OTAN de aquellos tiempos (Valar, Mayas y Altos Elfos de Valinor), y tras la desaparición del linaje de Fëanor, a partir de la Segunda Edad los Elfos fueron un poco al rollo pasota que podemos observar en El Señor de los Anillos. No fue hasta que a uno de ellos, Celebrimbor, al que curiosamente también le gustaban las joyitas, le dio por forjar una serie de anillos junto a un nuevo amigo de estos "de para toda la vida" que acababa de conocer. Al final, el amigo de marras -no hace falta que os diga su nombre- se la jugó a él, y a todos los demás, porque se hizo un anillo de uso Único que, en fin, que os voy a contar a estas alturas de lo que pasó después.
 
En fin, que los Elfos no son tan diferentes de nosotros. Y precisamente por esto, ¿qué sucede con la vida amorosa de los Elfos?
Tengamos en cuenta en primer lugar que, salvo que se desnuquen en la ducha, o un orco les corte la cabellera, un elfo es inmortal. Este parámetro condiciona mucho las relaciones sociales, e incluso los vínculos amorosos.
Para empezar, tras alcanzar la edad adulta todos los elfos dejan de envejecer aparentemente por lo que es muy difícil calcular su edad. Una de las tres uniones hombre-elfa que existió en la Historia fue la de Arwen y Aragorn. Cuando éste contaba con algo más de 20 años se enamoró de la hija de Elrond cuya edad era de unos 2700 añitos de nada.
Vamos, que me imagino la siguiente conversación:
- Hola soy Aragorn, ¿qué edad tienes?
- ¿Yo?, pues eeeh... ¿27 años?
- ¿Estás segura? No tendrás menos de 18, ¿no? Que tu padre me mata.

Pongamos en la mesa algunas cifras. El padre de Arwen, Elrond de Rivendel (también conocido como agente Smith), que realmente no era un elfo pata-negra sino un medio-elfo (su padre Eärendil era también otro medio-elfo, ya que su abuelo Tuor fue un hombre de la casa Edain de Hador), se casó con Celebrián de la casa de Galadriel en el año 109 de la Tercera Edad. Teniendo en cuenta que el propio Elrond nació al final de la Primera Edad, y que la Segundad Edad duró unos 3441 años, eso nos deja la escalofriante cifra de más de 3500 años de soltería. Supongo que llegó un día en el que pensó "Tengo que sentar la cabeza", o bien era el único soltero que quedaba en el grupo de colegas y empezó a aburrirse solo en las tabernas-after de la Tierra Media donde cada vez abundaban más Hobbits violentos hasta el culo de cerveza.
Por cierto. Desde que se casó, hasta que su esposa Celebrian se marchó en el barquito con viaje one-way-ticket a las tierras de Valinor en el año 2510 de la Tercera Edad, tuvo en total tres hijos. Ojo al dato, tres hijos en 2400 años. Eso es planificación familiar y no lo del método de la aspirina.
Para finalizar, una reflexión. Desde que Arwen nació, hasta que se casó con Aragorn al final de la Tercera Edad y se fue a vivir a Gondor, pasaron 2780 años. Y todos esos años viviendo en casa de papá Elrond, o en casa de tita Galadriel en los bosques de Lorien. Generación Ni-Ni con mayúsculas.

Me despido con ésta bonita escena digna de las pastelerías más exclusivas que nos enseña que el amor no tiene edad. Sorry a l@s fans de Aragorn que piensan que la Elfa de orejas picudas es una buscona.

domingo, 22 de mayo de 2011

Jornada de Reflexión

Hoy es la Jornada de Reflexión.
Personalmente lo considero, vamos a mojarnos leches, una chorrada digna de una democracia joven (en pañales) como la nuestra. Al mismo nivel que la prohibición  que existe en Brasil de beber alcohol el día de la votaciones. Como si por votar ebrio no se fuera a tener más razón, vamos.

Bajo mi humilde opinión, la gente sabe desde hace tiempo qué va a hacer y a lo que nunca votaría. Y el que no, como siempre, se lo pensará en el último segundo mientras mira las papeletas perfectamente ordenadas por los interventores de turno. Poca reflexión se va a hacer en esta famosa jornada que no se haya realizado antes.
Manifestarse, concentrarse, o acampar durante la jornada de reflexión, o incluso poner un panfleto de 'vota a tal o cual' a las 00:15 de este sábado en el parabrisas del coche, influye lo mismo en el voto del personal que el escuchar lo que se piensa de tal alcalde en el convite de una boda o comunión celebrada el día de hoy animado por los efluvios del Rioja, o proclamar antes de introducir el voto en la urna en unas elecciones municipales como las de mañana: "Yo voy a votar a X" cuando 'X' tiende a famoso ex-presidente del gobierno.

No digo más que estoy cansado. Tengo aún que pensar en quien votar a falta de minutos para finalizar la Jornada de Reflexión y me veo al final tomando la decisión con un dado de 20 caras. Os dejo con un relato corto de exactamente 100 palabras ambientado en una época y contexto en la que estas controversias estarían un poco fuera de lugar. ¿Qué habría hecho un día como hoy el viejo Joe?

"El viejo Joe vive con el peso del recuerdo sobre su conciencia, camina con el peso del fracaso sobre sus hombros, y yace con el peso de la edad sobre su cuerpo.
Nada es como antaño. Su mirada ya no infunde miedo y su revolver hace tiempo que no dispara. Muchos han mordido el polvo ante él y frente al sol, pero todo tiene un fin y el del viejo Joe ha llegado inexorablemente. El suelo cede bajo sus pies y el cáñamo ahoga sus pensamientos.
El viejo Joe muere con el peso de muchas almas sobre su polvorienta tumba."

miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Porqué me gusta la Ciencia Ficción?

Recuerdo que de pequeño era un ávido lector de enciclopedias y mapamundis. Uno de los libros que prácticamente llegué a memorizar fue un atlas de Salvat que mostraba mapas históricos, donde podía estudiar la máxima expansión del imperio de Alejandro, o las movidas de Egipcios, Hititas, Persas y Babilonios. Este atlas en el que tantas horas gasté –o malgasté según se mire- aún se conserva en la librería del salón de la casa de mis padres.

La colección de libros que tenía a mi alcance era bastante extensa, especialmente gracias a El Círculo de Lectores y a la curiosa afición que tiene mi padre de coleccionar todo tipo de cosas, principalmente libros. Entre éstos, se podían encontrar buenas obras de Ciencia Ficción como 'Cita con Rama', 'La nave de un millón de años', o 'El fin de la eternidad'. Curiosamente -bueno no tan curiosamente ya que era un niño melón de unos 9 años- el primer acercamiento al género lo hice con un libro del malogrado Michael Crichton, ‘La Amenaza de Andrómeda’. Si bien podrían algunos no catalogarlo como Ciencia Ficción (técnicamente es un techno-thriller), si consiguió el fin deseado de plantar la semilla que realmente germinaría bastantes años después.


El bautismo de fuego real con el género se produjo cuando mi padre me llevó al cine a ver 'Naves Misteriosas' (Silent Running), una película ecológica del año 71 con música de Joan Baez sobre el destino de tres naves en órbita alrededor de Júpiter, y que albergan los últimos restos de vida vegetal terráquea. Una película ideal para que un niño se enganchara al género. Afortunadamente la cosa fue a mejor posteriormente con indispensables como 'La Guerra de las Galaxias', 'Galáctica', 'La Fuga de Logan', y otras como las del ciclo Hestoniano conformadas por 'El Planeta de los Simios', 'El Hombre Omega', o 'Soylent Green'. Y por supuesto, no olvidemos las series que podía disfrutar en la única cadena que entonces teníamos en nuestros televisores B&W como 'Espacio 1999', 'Los 7 de Blake', o 'Dr. Who'.

No fue hasta unos 15 años después cuando volví a retomar el género a nivel literario tras conseguir separarme -sólo un poquito- del agujero negro Tolkiano en el que había quedado atrapado. Y fue de la mano de Isaac Asimov y su ‘Fundación’. A él le siguieron los Philip K. Dick, Arthur C. Clarke, Frederik Pohl, Larry Niven, Orson Scott Card, Philips Jose Farmer, Jerry Pournelle... una larga lista de escritores que consiguieron apuntalar la afición que tenía por la Ciencia Ficción, llevándola a tales límites en los que era imposible leer otro tipo de género.


Sin embargo, hace sólo unos pocos años encontré al ‘Autor’ con letra mayúscula: Dan Simmons. Sé que esta afirmación puede parecer una herejía para los seguidores de la ‘Edad de Oro y Plata’ de la Ciencia Ficción, pero es posible que este profesor de literatura inglesa haya creado un estilo propio: podríamos llamarlo ‘Ciencia Ficción Literaria’. Su obra más conocida es ‘Hyperion’, ganadora del premio Hugo en el año 1990. Esta novela sigue una estructura narrativa donde cada uno de los personajes cuenta sus propias experiencias al estilo de ‘Los cuentos de Canterbury’ durante un viaje que realizan hacia unas extrañas construcciones milenarias llamadas Tumbas de Tiempo, y mientras son acosados por una criatura llamada El Alcaudón.


Pero lo más llamativo de sus obras son los guiños literarios que subyacen por debajo de la trama. En concreto, John Keats y sus obras en el caso de ‘Hyperion’, donde incluso el mismo poeta toma un papel principal interpretativo en la necesaria continuación ‘La caída de Hyperion’. En otra obra, el binomio ‘Ilion’ y ‘Olimpo’, la narración se sustenta en tres líneas argumentales donde, por un lado los humanos viven como los Elois de ‘La máquina del Tiempo’ de H.G. Wells en una tierra futura. Por otro lado, los dioses del Olimpo viven en Marte y recrean de nuevo la Guerra de Troya bajo la atenta mirada de observadores, influyendo y manipulando a los ya conocidos Héroes aqueos y troyanos. Por último, unos robots avanzados llamados Moravec, que viven en las lunas de Júpiter y a los que les encanta recitar versos de Proust y Shakespeare, detectan una extraña actividad cuántica procedente de Marte y deciden investigarla. La obra que en este caso subyace es ‘La Tempestad’ de William Shakespeare, encontrándonos personajes como Próspero, Ariel, Sycorax, o el mismísimo Calibán.
Sí, por tíos como Dan Simmons me gusta la Ciencia Ficción.


Y ya para finalizar este artículo, os dejo con la obra de Waterhouse ‘Miranda y la tempestad’, basada obviamente en ‘La Tempestad’ de William Shakespeare.

martes, 17 de mayo de 2011

Y lanzo la primera piedra...

Como a todo cerdo le llega su San Martín, este chanchito que les escribe se ha creado su primer blog. Para variar, siempre al día en las últimas tecnologías respecto a las redes sociales. Mejor dicho, siempre al día en las últimas tecnologías. A secas, ya que siendo un informático de esos me aplico a rajatabla el dicho de la cuchara de palo.
En el fondo, no era tan difícil: te conectas a Blogger (ese mismo) con tu cuenta de google, y le das a crear Blog. 'Fási'.

Según leo en la wikipedia (que por cierto, hoy asusta un poco con esa esvástica en la sección de "¿Sabías que..."), uno de los primeros bloqueros oficialmente reconocido fue Justin Hall, y copio textualmente, "quien escribió desde 1994 su blog personal mientras era estudiante de la Universidad de Swarthmore".

Bueno, pues nada más y nada menos que 17 años después me da por hacer lo mismo, aunque en el fondo no está tan mal. Sin ir más lejos, los actuales escritores de éxito empezaron a escribir más de 500 años después de la creación de la imprenta.

Y ahora tras la sección de wiki-historia, paso a contaros las profundas motivaciones que me han llevado a iniciar este blog. Pues así de salida, ni idea. Por tanto, escribiré un poco de todo lo que se me pase por la cabeza (últimamente bastante poco), aunque intentaré hacerlo de forma periódica, y a modo de secciones entre las que podremos encontrar:

  • Películas: Sección nada recomendable dada la mala calidad del cine que suelo ver.
  • Series: Frikismo en estado puro. Abstenerse todo el que pueda.
  • Actualidad: Ya sabéis; peces gordos detenidos por acoso, centrales nucleares que revientan, política... todos estos temas repartidos en el 5% del tiempo disponible. El 95% restante lo tendremos dedicado al Fútbol (no vamos a ser menos que los actuales informativos)
  • Juegos: de mesa, de silla, o de sofá.
  • Opinión: Sin comentarios. Se acercan tiempos guapos tras las elecciones.
  • Humor: Lo que no podamos contar en Actualidad sobre la política, lo haremos aquí.
  • Relatos. En esta sección daremos la vara con relatos de cosecha propia y ajena. Sálvese el que pueda.
  • Un cuadro cada...: Esta sección trata imitar la idea de un antiguo compañero de trabajo, que todas las mañanas nos deleitaba con un correo electrónico titulado "Un cuadro cada día" donde contaba sus vicisitudes y pensamientos diarios. Lamentablemente, no creo pueda seguirle el ritmo por lo que subiré el puerto en el pelotón de los sprinters e intentaré publicar uno a la semana (o al mes).
  • Tecnología: Aquí se contarán cosas del tipo “Cómo manejar un mando a distancia”.

Había pensado incluir también sexo, pero este topic está tan visto que seguro que nadie está interesado. Por supuesto, siempre os queda internet para los más viciosillos. De todos modos si por votación popular se decide lo contrario, no tendré más remedio que hacer el esfuerzo.

No quiero aburrir más a la audiencia con esta primera entrada, así que, y para finalizar, dejó que la bella señorita de turno coja la botella de champagne, sonría a la concurrencia, y la lance con gran estilo contra el casco de esta nueva y flamante nave que surcará los mares digitales sin temor y con la esperanza de unirse a la primera flota de piratas que se encuentre.

¡Queda inaugurado!

P.D. Por supuesto, la botella rebotó contra el casco.