miércoles, 25 de mayo de 2011

Acerca de los Elfos

Desde que era pequeño, siempre he considerado a los seres mitológicos, imaginarios, o improbables con cierto respeto y admiración. Tenía una enciclopedia infantil en varios volúmenes, de ésas que eran tan habituales antes y ahora tan poco por culpa de internet y la ESO, que trataba sobre diversas disciplinas como Historia, Ciencia, Sociales, o Deportes. La carencia precisamente de la red de redes, sumado a que sólo teníamos a nuestra disposición una cadena de televisión -algunos afortunados dos gracias a la UHF- donde sólo echaban seriales, toros, pelis de dos rombos, el partido de los domingos y el parte de las 2 -como lo llamaba mi abuelo-, dejaba precisamente la lectura de libros como el único medio para que un chico de la EGB de los 70 como yo obtuviese información.

Uno de los tomos de la enciclopedia hablaba de cuentos e historias conocidas de todos las épocas. Entre sus páginas se mostraban dibujos y descripciones de seres mitológicos como Pegaso, la Efigie, o el impresionante Kraken. También podíamos encontrar seres fantásticos menos interesantes como gnomos, trolls y elfos. Precisamente los elfos, eran representados como pequeños seres vestidos de color verde, con orejas picudas, larga nariz, y sombrero puntiagudo. Digna descripción de seres bondadosos cuyo único interés era hacer el bien, y ayudar a Papá Noel a envolver sus regalos. Años después llegué a la conclusión de que los elfos eran más interesantes de lo que inicialmente pensaba.

Tras esta hermosa introducción, llega el momento de repartir frikismo a diestro y siniestro como el que reparte culines de sidra en la feria de Porrua. El universo tolkiano me descubrió una nueva visión acerca de los Elfos muy diferente a esos seres de preescolar mostrados en la enciclopedia, o a ese grupo de culto, contemplativo y místico, digno de una party de profesores de instituto de los años 80, con cinta en el pelo y trajes vaporosos a lo Spandau Ballet que nos muestran las películas de Peter Jackson.
Los elfos son ambiciosos, rencorosos, violentos, racistas y egoístas. Pero ante todo son, muy humanos.

Juramento  de Fëanor
Fëanor, el Elfo más conocido y poderoso del Universo tolkien, montó una gran movida que condicionó la Historia de la Tierra Media en los 7000 años que transcurrieron durante las Tres Edades del Sol. Todo empezó porque el malo-malote de la época, Morgoth -cuyo lugarteniente era un tal Sauron- se cargó a su padre, Finwë, y le robó tres joyitas de nada llamadas Silmarils que había creado en un momento de inspiración. El hombre -perdón, el elfo- se enfadó con razón, hasta aquí lo podemos entender, y proclamó un juramento al que se unieron sus 7 hijos. Pero dicho juramento no fue para vengar la muerte del padre, no. Fue para recuperar los Silmarils de marras, cual partido político en la oposición haría con el  gobierno. Cueste lo que cueste.

Pues bien, este juramento provocó la ira de los Dioses, y los trágicos sucesos que involucraron en los siguientes 600 años a Elfos, Enanos y Hombres: tres matanzas entre elfos de diferentes razas y/o familias; migraciones masivas desde las tierras disco-guapas de Valinor hacia la Tierra Media (donde tenía su residencia habitual Morgoth) a través de campos de hielo mortales. Eso sí, Fëanor viajó cómodamente en barco; una guerra donde los elfos y los primeros hombres, los Edain, lucharon contra ejércitos de Orcos, Balrogs, Dragones, Trolls y otros bichos, en cinco batallas que dejan las de La Guerra del Anillo al mismo nivel que las peleas de borrachos de bar; el hundimiento bajo el mar de un gran pedazo de Tierra Media llamado Beleriand (donde ocurren todas estas movidas)... Y lo peor de todo es que, nada más llegar y bajarse del barco, se marchó  en busca de Morgoth sin pasar por la casilla de salida, dejándole el marrón que había montado a hijos, hermanos y cuñados tras caer en combate frente a un grupo de Balrog.

Tras la destrucción de Morgoth por las fuerzas combinadas de la OTAN de aquellos tiempos (Valar, Mayas y Altos Elfos de Valinor), y tras la desaparición del linaje de Fëanor, a partir de la Segunda Edad los Elfos fueron un poco al rollo pasota que podemos observar en El Señor de los Anillos. No fue hasta que a uno de ellos, Celebrimbor, al que curiosamente también le gustaban las joyitas, le dio por forjar una serie de anillos junto a un nuevo amigo de estos "de para toda la vida" que acababa de conocer. Al final, el amigo de marras -no hace falta que os diga su nombre- se la jugó a él, y a todos los demás, porque se hizo un anillo de uso Único que, en fin, que os voy a contar a estas alturas de lo que pasó después.
 
En fin, que los Elfos no son tan diferentes de nosotros. Y precisamente por esto, ¿qué sucede con la vida amorosa de los Elfos?
Tengamos en cuenta en primer lugar que, salvo que se desnuquen en la ducha, o un orco les corte la cabellera, un elfo es inmortal. Este parámetro condiciona mucho las relaciones sociales, e incluso los vínculos amorosos.
Para empezar, tras alcanzar la edad adulta todos los elfos dejan de envejecer aparentemente por lo que es muy difícil calcular su edad. Una de las tres uniones hombre-elfa que existió en la Historia fue la de Arwen y Aragorn. Cuando éste contaba con algo más de 20 años se enamoró de la hija de Elrond cuya edad era de unos 2700 añitos de nada.
Vamos, que me imagino la siguiente conversación:
- Hola soy Aragorn, ¿qué edad tienes?
- ¿Yo?, pues eeeh... ¿27 años?
- ¿Estás segura? No tendrás menos de 18, ¿no? Que tu padre me mata.

Pongamos en la mesa algunas cifras. El padre de Arwen, Elrond de Rivendel (también conocido como agente Smith), que realmente no era un elfo pata-negra sino un medio-elfo (su padre Eärendil era también otro medio-elfo, ya que su abuelo Tuor fue un hombre de la casa Edain de Hador), se casó con Celebrián de la casa de Galadriel en el año 109 de la Tercera Edad. Teniendo en cuenta que el propio Elrond nació al final de la Primera Edad, y que la Segundad Edad duró unos 3441 años, eso nos deja la escalofriante cifra de más de 3500 años de soltería. Supongo que llegó un día en el que pensó "Tengo que sentar la cabeza", o bien era el único soltero que quedaba en el grupo de colegas y empezó a aburrirse solo en las tabernas-after de la Tierra Media donde cada vez abundaban más Hobbits violentos hasta el culo de cerveza.
Por cierto. Desde que se casó, hasta que su esposa Celebrian se marchó en el barquito con viaje one-way-ticket a las tierras de Valinor en el año 2510 de la Tercera Edad, tuvo en total tres hijos. Ojo al dato, tres hijos en 2400 años. Eso es planificación familiar y no lo del método de la aspirina.
Para finalizar, una reflexión. Desde que Arwen nació, hasta que se casó con Aragorn al final de la Tercera Edad y se fue a vivir a Gondor, pasaron 2780 años. Y todos esos años viviendo en casa de papá Elrond, o en casa de tita Galadriel en los bosques de Lorien. Generación Ni-Ni con mayúsculas.

Me despido con ésta bonita escena digna de las pastelerías más exclusivas que nos enseña que el amor no tiene edad. Sorry a l@s fans de Aragorn que piensan que la Elfa de orejas picudas es una buscona.

4 comentarios:

  1. Me encanta el mundo Tolkiano y los elfos no son una excepción... dar como información adicional a lo dicho por ti el que Elrond era un semielfo y no un elfo. Al contrario que su hermano, Elros primer rey de Númenor, Elrond decidió ser inmortal y por ello se le confunde con un elfo de pura cepa. Se cree que el mero hecho de ser medioelfo fue el causante tanto de que no pudiera ir a Valinor como de su deseo de quedarse en Rivendel.... todo un misterio : P

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  2. Tienes razón. Actualizo conveniente el chisme en el post. xD

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  3. Buena entrada... Me gusta el enfoque que le has dado a los elfos. En general, no son mis favoritos de la Tierra Media en obras como El Hobbit o El Señor de los Anillos, pero sí en el Silmarillion.

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  4. Cierto. Acabo de terminar de leerle el Hobbit a mi hijo, y la imagen que se da de los elfos es muy, como decirlo, 'tonta'. Y en ESDA apenas intervienen.
    No puede por ellas darse uno cuenta de la fueza de esta raza salvo que se metas el ladrillo del Silmarillion entre pecho y espalda, o se lean la novela 'histórica' de Los Hijos de Hurin (estoy en ella), o tengan el valor de atacar los ensayos de hijo de JRR Tolkien.

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